Puede ser indoloro o con fórceps

En el baloncesto español 2013-14 solamente hay dos candidatos al título, según el consenso de la cátedra, y ésos son el Real Madrid y el Barcelona, ¡cómo no! Sin embargo, si hubiese que juzgar por las dos primeras jornadas de la temporada en la Liga ACB, podría temerse que el único es el Real Madrid, que acaba de aniquilar a sus dos rivales –incluido el eterno tercero en discordia, el Baskonia–, mientras que el Barça reconstruido y supuestamente reforzado de Xavi Pascual ha sufrido mil muertes para lograr dos victorias mínimas, que parecen dejar en entredicho la apuesta más cara de los últimos años en el baloncesto español.

Por fortuna, dos jornadas no sirven para predecir nada, así que conviene limitarse a evaluar lo demostrado hasta la fecha.

El Madrid, que frente a sus primeros rivales está dando espectáculo y jugando como si perteneciese a alguna liga de nivel superior –y sólo se conoce una, la NBA–, tan sólo reforzó su juego interior cambiando al intimidador pero lento Mirza Begic y al missing Rafael Hettsheimeir por un veterano Ioannis Burusis y un inexperto Salah Mejri, que comparten dos características: velocidad y agresividad. No es tan fácil cambiar prácticamente todo el juego interior, pero Pablo Laso lo ha logrado sin dolor, cosa de cierto mérito pero bastante previsible porque esas características ya eran las de todo el equipo, y hablando el mismo idioma se entiende la gente.

En cambio, el parto del nuevo Barça parece realizarse a golpe de fórceps porque los tres principales refuerzos –Maciej Lampe, Boki Nachbar, Kostas Papanikolau– proceden de escuelas diferentes, no se distinguen por el ansia defensiva obsesiva que siempre ha marcado los equipos de Pascual, y además deben insertarse en un equipo cuyo patrón de juego, siempre tan dependiente del desatasco ofensivo de Juan Carlos Navarro y de unos cuantos grandes tiradores más, se encuentra en un punto bastante indefinido últimamente.

Pero no son sino consideraciones preliminares. Cuando Barça (y Baskonia) estén al cien por cien se podrá analizar con mayor justicia.

P.S. Permitan a este cronista recordar viejas máximas, como es la de emplear la grafía española y no la francesa para nombres procedentes de lenguas que no emplean el alfabeto latino: de ahí lo de Burusis y Papanikolau. Caprichillos.